Los Tanques, Eternos Enemigos de la Libertad

Por Lucas Clark

No es objetable el hecho de que Hugo Chávez crea que tiene razón, al fin y al cabo que se actúe bajo la convicción de que se avanza en un sentido positivo es un motivo para festejar. Lo que si es objetable es que no admita que la mayoría, sea circunstancial o permanente, le de la espalda, porque en eso reside un principio básico del sistema democrático de gobierno.

Será un problema a tratar con sus consejeros, amigos o terapeutas la incapacidad que tiene de admitir reveses, como le ocurrió luego del NO en el plebiscito de la reforma constitucional donde se inventaba excusas a si mismo y a los demás, pero sus amenazas terroristas frente a una posible derrota electoral en los próximos comicios son y deben ser un problema y una preocupación de la ciudadanía venezolana y del resto de la comunidad internacional.

Sería grave sostener que el Gobierno de Venezuela no fue elegido por el voto de la gente, pero también lo sería que por eso se pretenda justificar la amenaza bélica permanente en la región (cuestionable a cualquier país), y la coacción como método para resolver problemas.

Ya no son solo las voces de los poderes económicos concentrados, ni de enviados de otros países. ni de opositores de toda la vida las que se alzan contra el Gobierno de Hugo Chávez, hoy también lo hacen quienes supieron ser sus laderos.

Nuestra región tiene una triste experiencia en Gobiernos autoritarios y también la tiene en establecer el silencio como método o excusa frente a la incapacidad de los Gobiernos y las instituciones regionales de actuar con valentía.

La complicidad recíproca en organismos internacionales entre la última dictadura militar de nuestro país y el Gobierno de Fidel Castro es un ejemplo, al igual que el apoyo y financiamiento de Estados Unidos a distintas dictaduras de la región a lo largo del último siglo.
La soberanía de los pueblos y el principio de no intervención deben ser dos banderas irrenunciables de la política exterior, pero hay que saber diferenciar la soberanía popular del autoritarismo unipersonal y la no intervención de la complicidad y la impunidad.

El silencio no puede ser utilizado como la prebenda de un Gobierno hacia otro para garantizar una futura impunidad de común acuerdo y mantener un as autoritario bajo la manga por si «las cosas no se dan como se esperan» en cada uno de los países.

El problema no es si el presidente de Venezuela y algunos de sus «socios estratégicos» viven o no en la nostalgia de años pasados, tampoco es el problema el debate entre el capitalismo y el socialismo, el problema es cuando se utiliza la muerte, la represión y la opresión como mecanismos de resolución de los conflictos.

Los tanques pueden intentar ocultar la realidad y obligar a modificar voluntades, pero nunca podrán cooperar a la construcción de un mundo más libre y solidario. Los gobiernos democráticos y su trabajo por un derecho internacional justo (valga la redundancia) sí, pero requieren de trabajo, coraje y honestidad en los hechos y las palabras. Ese es el desafío.

3 Comentarios

  • josecuervo dice:

    Chavez le hizo bien a la region, hasta que empezo a hablar como lo hacen los populismos. Si se callara un poco la boca y solo hiciera lo que pretende para llegar al socialismo, llegaria mas facil y la gente no dejaria de apoyarlo. Igual no hay que olvidarse quien esta del otro lado, yankylandia, que en la primera te acepta cualquier golpe de estado en la region, como le paso al mismisimo Chavez en el 2002, o 2001, no me acuerdo. Saludos

  • mati dice:

    Ese tipo pone en peligro a todo el continente. Por culpa de él, USA justifica su intervencion en Latinoamérica desde Colombia, y desde los grupos concentrados como en Bolivia. Le hace mal a los gobernantes que encima estan haciendo bien las cosas, y que apuntando al socialismo, mantiene el regimen democratico en pleno, como Evo. Por suerte no tiene reeeeeleccion…

  • Vlad dice:

    Confieso que me molesta bastante esa especie de naturalización pedorra de aquellos institucionalistas de cabotaje que, como el Sr Lucas Clark, pretenden brindar los argumentos de un orden establecido (el burgués) como si se tratara del mandato que un ente superior nos ha otorgado, y que por tal, es inmutable, incuestionable, y por supuesto, «bueno en sí mismo». Así, cuando dice que «el problema no es el capitalismo o el socialismo, sino la represión, la muerte y la opresión», subsume las causas (un orden social) a sus consecuencias. Es decir, un absurdo lógico.
    Este señor (el que escribe la nota) aún no se enteró que, aparentemente, el orden social y lo político tienen algo que ver.
    Por supuesto que, además desconoce (ignora) los principios teóricos del marxismo (Chávez se llama a sí mismo socialista y marxista, aunque esto sea por demás cuestionable), pues se escandaliza por una «represión» de la cual no se preocupa por identificar a quien está dirigida. Debemos considerar que el período transicional comprendido entre el triunfo de la revolución y la abolición de la sociedad de clases, es decir, lo que en clave marxista es llamado «Dictadura del proletariado», se caracteriza por ser precisamente el período en el cual la burguesía debe ser REPRIMIDA, hasta conseguir dicho objetivo. Entonces, cúal es el problema que tiene el autor de la nota, si para el caso, se puede decir que se estaría siendo consecuente (al menos en eso) con el cuerpo teórico que sustenta a un gobierno que fue elegido por el voto de la gente? El problema que creo que el autor tiene es de pertenecia de clase, y no tanto de una genuina preocupación democrática. En ese sentido, cuando algún gobierno elegido democráticamente avanza con reformas que alteran ciertas reglas mínimas burguesas, ellos mismos se escandalizan como vírgenes violadas, y claman por «el respeto a la propiedad» y cosas por el estilo, desconociendo de manera estúpida, que precisamente «la propiedad» es un emergente jurídico ligado a un proceso histórico, y no la voluntad del mismísimo Alá. Es decir, hacen eso mismo que el autor hace en esta nota.
    Del mismo modo, se le pianta su veta institucionalista cuando afirma que el «principio de soberanía» (el mas violado de toda la historia por parte del imperialismo) y el de «no intervención», deben ser «dos banderas irrenunciables», lo que implica, por ejemplo que ante la excitación fascista de los bolivianos de la Media Luna (que la satisfacen saliendo a matar campesinos que apoyan a Evo), los países de la región no puedan intervenir para contribuir a su aplastamiento. Obviamente, tambien excluye la posibilidad de que ante una revolución triunfante, ésta pueda ser «exportada», es decir que, en última instancia representa la negación del internacionalismo socialista, lo que naturalmente, hace a éste inviable. Por ende, aún quedan dudas que el problema que plantea Clark es estrictamente político y no una simple cuestión de modales o verborragia de un presidente caprichoso?
    En lo particular, creo que el principal problema que tiene Chavez es que no profundiza la Revolución y avanza por sobre la burguesía apoyado en la clase trabajadora venezolana. Sino direcciona su política en ese sentido, es la historia misma la que se encargará de arrojarlo al basurero del olvido por «tibio», como ha ocurrido con todos los gobiernos de «frente popular» que han existido.
    Slds.

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