25 Años Cumplidos y Objetivos por Cumplir. Veinticinco Años de Democracia.

Por Juan Pablo Schnaiderman, Secretario de Educación JR- Capital Federal

Trataré de no hacer en estas breves líneas una descripción emotiva de viejos recuerdos ni evocaciones nostálgicas de lo que se creía y de lo que fue. Pero si trataré de expresar algún tipo de balance, que para la ocasión seguramente será humilde, de estos 25 años de Democracia.

Ahora bien, quisiera empezar comentándoles a los lectores el primer interrogante que se me viene a la mente: ¿Porqué tanto fulgor y tanta celebración en una fecha estática y rígida?. La primer incipiente respuesta que tengo, y que seguramente servirá como hilo conductor de algunos leves conceptos, es que será que los argentinos sólo celebramos aniversarios (paradójicamente funestos). En ese sentido vale marcar la suspicacia: justamente feriado debiera de ser el 10 de diciembre con el objeto de celebrar el día de los Derechos Humanos, pero celebramos con feriado de “reflexión” al 24 de marzo (en alusión a la fecha en que el General Videla y sus secuaces tomaron por la fuerza la conducción de los destinos de este país). Lo mismo sucede, a modo de ejemplo con el General San Martín; festejamos el aniversario de su muerte y no de su natalicio.

No obstante estas raras y paradójicas efemérides, rescato que con respecto a la Democracia y su festejo, los argentinos percibimos que la misma y su ejercicio es una construcción cotidiana, que no admite celebrarla sino todo los días, cuando se piensa, cuando se habla sin censura, cuando se vota y cuando se elige.

Allá por el 10 de diciembre de 1983, luego de elecciones libres y democráticas donde ganó la Unión Cívica Radical, asumió como Presidente de la República el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Me contaron, porque como verán soy un hijo afortunado de la Democracia, que don Raúl no sólo representaba un partido político sino que más allá de todas las diferencias traía consigo algo tan simple como luz. Sí luz, como cuando se busca algo a tientas en la oscuridad, algo importante y de extremada urgencia, que para encontrar se requiere de una linterna. Me dijeron además que no sólo era luz, sin que también era voz. Me contaron, que solo escuchar de su boca recitar el Preámbulo a uno le ponía la piel de gallina, y no por los escalofríos sino, por esa rara sensación que uno tiene cuando algo tan deseado y anhelado se acerca. Pero por todas las cosas me remarcaron una y mil veces que Alfonso no sólo era luz y voz, sino que además, y esencialmente, era vida y era paz. Extrañamente esas dos palabras no eran tan significantes para muchos argentinos que a lo largo de la historia no sabían, no podían o no querían, relacionar Democracia con vida y paz y dictadura con muerte y persecución. Me es difícil entender como no lo podían relacionar, ya que como dije he vivido toda mi vida en Democracia.

Y con lo dicho, y espero que los lectores puedan hacer lo mismo, puedo resaltar una primera conclusión: después de 25 años de Democracia, se podrá discutir si una gestión de gobierno es buena o es mala, si sus medidas son efectivas o dejan que desear; ahora lo que en ninguna cabeza cabe es que exista una mejor forma de gobierno que no sea la de la Democracia. Y he ahí una materia favorablemente arraigada en los corazones de los argentinos que nacimos después de 1983 y de aquellos que tuvieron la desgracia de vivir bajo el miedo de gobiernos militares: no hay solución para algún mal que nos aqueje que no tenga como antídoto una decisión tomada en Democracia. En definitiva, con la Democracia se vive, se come, cura y se educa.

Pero de nada sirve detenerme en las liturgias, si no se profundiza aunque sea reducidamente, en algunos conceptos. Basta recurrir a las estadísticas para entender que lo logrado hace 25 años atrás no había sucedido nunca en la historia de la República. Desde la Ley Sáenz Peña (o haciendo justicia por mano propia Ley Yrigoyen o Ley Radical), no había existido nunca una continuidad cronológica y extendida en el tiempo de gobiernos que se sucedan por las urnas y que no se alteren con golpes militares o civiles-militares. Basta repasar algunos manuales didácticos para comprender que ningún gobierno erigido en forma democrática por voto secreto, obligatorio y universal se sostuvo por más de catorce años. No obstante si dijera sólo eso, no concluiría absolutamente con las nefastas estadísticas históricas: Me faltaría decir que no estando en Democracia, las dictaduras que se apropiaron ilegítimamente del Poder recurrieron a métodos tristemente conocidos para perpetuarse en el mismo: la persecución, la tortura, el miedo, el silencio, la censura, el abuso, el secuestro.

Cuántas dificultades tuvo la Democracia y cuántas cosas no ha resuelto. Cuántas cuestiones aún quedan por debatir: la libertad sindical, la pluralidad en los medios masivos de comunicación, la descentralización de las órbitas de gestión. Por supuesto que no ha sido todo color de rosa.

A esta altura, podemos inferir una segunda conclusión. Se puede decir que se ha cumplido la primera fase de una Democracia Plena, que es a la que apuntamos. Dicho paso se cumplió por 1983. Pero tenemos que entender que lo que se requiere, lo que realmente se necesita es una Democracia que sea progresiva. En esa inteligencia es primordial tener presente que la Democracia es una construcción dinámica que tiene como norte dos aspectos centrales; el primero y con el cual se retroalimenta es la formación de ciudadanía. Es decir, entender que sólo el compromiso con la Democracia y con la participación en ella podrá mantenerse vigente a esta rica forma de gobierno. Demás esta decir que no basta con evocar a la palabra si no existe un verdadero sentimiento de responsabilidad para y con el sistema.

El otro aspecto central es la necesaria y ansiada ampliación de derechos para la ciudadanía. En ese sentido es sumamente importante tener presente que si bien el ejercicio cívico de sufragar es un elemento central de las instituciones democráticas, es justamente, uno de varios. Entender ello, significa saber que la Democracia sólo se sostiene con la felicidad del pueblo, y eso no se puede lograr de otra forma sino con condiciones equitativas de desarrollo a lo largo de la vida y para toda la población. Es efímero describir que la distribución de la riqueza, el acceso a la salud y a una educación digna son condiciones esenciales para la evolución del ser humano, pero es necesario ser conscientes que el pleno significado de Democracia ineludiblemente también apunta a ello. Debemos entender, como lo haría Leandro N. Alem, que la Democracia debe constituirse a partir de una ética de la solidaridad, capaz de vertebrar procesos de cooperación que concurran al bien común

Como corolario de esos aspectos, debemos considerar que los derechos adquiridos nunca más podrán ser arrebatados ni perdidos. La construcción es hacia adelante y los desafíos son cotidianos. Todos, absolutamente todos los argentinos, deberemos defender las conquistas conseguidas y trabajar para aquellas que no hemos alcanzado.

Por último resalto una opinión personal: la Democracia es la mejor forma de gobierno, fuera de toda discusión. Pero sobre todo y con mayor énfasis creo en la Democracia que tiene como pilares fundamentales a los partidos políticos. Insisto, considero que los partidos políticos sirven a los ciudadanos a la hora de formular y elegir propuestas, excluyendo la posibilidad de elegir candidatos puestos por la famosa “Dedocracia” que caídos del cielo traen soluciones místicas a todos nuestros problemas. No obstante, y quizás como una deuda pendiente, creo que para que éstos sean efectivas herramientas de propuesta y transformación de la realidad, tienen que tener una evolución; evolución que va sólo de la mano de la evolución de la sociedad, su sofisticación y sus necesidades.

Veinticinco años ininterrumpidos de Democracia llaman a la reflexión: mucho se ha hecho, pero falta mucho por hacer. El Estado de Derecho, la República y la Democracia promoverán el bienestar general y asegurarán los beneficios de la libertad “para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. De nosotros depende.

7 Comentarios

  • Espartaco dice:

    No se como medir tus líneas, si lo tuviera que hacer por la cantidad de lugares comunes que repetís sobre las bondades de la «democracia en general», tu artículo es cuanto menos bulgar y mediocre.
    Pero lo grotesco es que vos sos parte del partido político que mas intendentes tuvo durante la dictadura, el que votó las leyes de obediencia debida y punto final, son los que dijeron que había que destruir a la «guerrilla fabril» como llamaban uds. a los trabajadores -que justamente- se organizaban democraticamente, para enfrentar a los patrones representados políticamente por tu partido (entre otros). Los mismos patrones que golpearon las puertas de los cuarteles pidiendo ayuda.
    Seguramente pedían el fin de la «anarquía» (como gustan llamar uds. a todo movimiento social y político que amenaza sus comodos sillones de empresarios, funcionarios y burócratas) y tuvieron exito, el precio fue destruir 30.000 almas fisicamente, y otras cientos de miles más espiritualmente.
    Si yo fuera radical, evidentemente estaría interesado -como vos- en no hablar más de un pasado que te incrimina.
    Y por último, estos 25 años llaman a la reflexión, es cierto, pero al calor de la crisis seremos más los que aprendamos de las lecciones de aquellos que lucharon y murieron durante la dictadura, y que esta democracia ha sabido mantener en silencio, para poder en el futuro próximo, esta vez si, tomar el cielo por asalto.

  • Juan Pablo Schnaiderman dice:

    Querido Espartaco:

    Ante todo quisiera pedirte disculpas por no poder estar a la altura intelectual de tus argumentos. Debo reconocer que en tus comentarios encuentro una fuente de aprendizaje infinita y superadora.
    Voy a dejarte en claro que ésta será la primera y ultima respuesta que escriba de tus agudos diagnósticos, ya que mi tiempo se empeña en la militancia por la transformación de este país en uno mejor.
    No obstante, afable ilustrador, quisiera mencionarte que el ardiente debate que se sostiene entre este humilde militante y un glorioso predicador como vos, sólo puede ser mantenido sin censura y sin miedo a lo que uno expone, bajo una forma de gobierno democrática. Forma que todos los argentinos supimos conseguir, y que pese a quien le pese, tiene nombre y apellido: y ese no es otro que el de Raúl Alfonsín.
    Vale aclarar que tus ostensibles definiciones no son del todo concluyentes: si te acordás de la obediencia debida y del punto final, no te olvidés del Juicio a las Juntas, de la Conadep y el Nunca Más, de los levantamientos carapintadas, del Plan Alimentario Nacional, del Congreso Pedagógico, etc.
    Asimismo, te cuento que si de lecciones hay que aprender, te voy dejando una: poné tu nombre y apellido, ya que si no lo hacés, falsamente voy a sostener que mantuve una conversación con quien fuera protagonista de las rebeliones de los esclavos contra los Romanos (para tu info, Espartaco).
    Voy finalizando, pero para que vos maximices tu tiempo en lecturas de historia universal te voy hacer un favor: te dejo ciertos adjetivos con los que me podés calificar: cipayo, capitalista, imperialista, hijo de Grobocopatel, hermano de Moria Casán y sobrino de la “chiqui” Legrand.
    Sin perjuicio de lo expuesto, me iré turbadamente a dormir por tus revelaciones, pero con una sana conclusión: llegado el momento estaremos unidos en el campo popular, pero con una diferencia sustancial; vos llegarás al “cielo por asalto” y yo lo haré con la Constitución en la mano.
    Te dejo un abrazo, che. Muy buena la página.

  • Bruno dice:

    Juan pablo no vale la pena contestar a este tipo de ignorantes que solo ven una oportunidad de escribir algo que de otra forma no podrian repetir mas alla de la cocina con algun otro rastafari,sin mensionar que lo pueden hacer gracias a la DEMOCRACIA=RAUL ALFONSIN, y agravian con total ligereza tirando frases combativas y revolucionarias carentes de significado alguno para la mayoria del comun popular,eso que se enzaña en enaltecer sin mediar que nunca reprecento el ideal de la mayoria sino solo de un puñado de,a mi forma de ver, ilusos y retrogrados, con total descarez.

  • Espartaco dice:

    Divertidos comentarios, no puedo dejar de reconocer que arrancó en mi una sonrisa.
    Pero llamativamente ud. no responde a mis argumentos. Yo, en cambio, no me olvido que el juicio fué SOLO a las Juntas, que en semana santa «la casa estubo en orden» (un gran eufemismo para una gran estafa); que el Nunca Más tiene un prologo que niega su contenido, etc.
    Es decir, lo que ud. menciona, fueron en realidad, varios actos de una misma obra, donde cada uno jugó su papel, y que a falta de mejor nombre podríamos llamar: «Acerca de la IMPUNIDAD».
    Por esto, el debate que deberíamos hacer no puede partir de una absurda glorificación de Alfonsin, si no de que es lo que ha dejado la «democracia» en estos 25 años.
    En este sentido, y dada mi extremada longevidad, no pretendo aleccionarlo, sería más util en cambio que ud. me aleccione a mi, por ejemplo ilustrandome con cuantas son las leyes que fueron aprobadas durante la dictuda y que hoy siguen en pie, con cuantos militares, polícias y civiles fueron condenados por sus crimenes genocidas, etc., etc.
    Es decir que la democracia burgesa en argentina no ha resuelto ni una de las «tareas democráticas» pendientes, no ya de las históricas que se desprenden de su caracter de país «dependiente» (deuda externa, concentración de la tierra, soberanía política y económica, etc.) si no (una cuetión mínima) como las que dejó planteada la dictadura.
    Dado su anunciado silencio el debate quedará pendiente, así como pendiente sigue en agentina juzgar a los represores que uds. se encargaron de proteger.
    Esapartaco.

  • delepiane dice:

    espartaco segui fumando que queda lindo…..

  • Yo dice:

    Estoy de acuerdo con Juan Pablo…para empezar a discutir si algo es oportuno o no, primero debemos sentar bases democraticas…solo asi estaremos ante un debate legitimo…y podremos considerar valida la conclusion…

    Saludos.

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